
¿Crees que se puede construir una casa autosustentable con 333 neumáticos, 3.000 latas de aluminio, 5.000 botellas de plástico y 3.000 botellas de vidrio? Pues sí.
Esta arquitectura experimental se está desarrollando en Usuhaia (Argentina), por el visionario arquitecto Michael Reynolds, quien, desafiando lo establecido, está promoviendo un nuevo tipo de arquitectura en base al reciclaje y la autosuficiencia.
El Proyecto “Tol-Haru, la Nave Tierra del Fin del Mundo»
La vivienda ha sido levantada a través del reciclaje de 333 neumáticos, 3.000 latas de aluminio, 5.000 botellas de plástico y 3.000 botellas de vidrio. La construcción consta de 2 volúmenes cilíndricos de 50 metros cuadrados y un armazón de cristales que permite que la vivienda mantenga una temperatura constante de entre 18 y 22 grados, ahorrando energía eléctrica. Los constructores cuentan que la sostenibilidad del proyecto se define en base a la refrigeración y calefacción mediante masa térmica, evitando la utilización de combustibles fósiles.
Recordemos que la finalidad principal de sustentabilidad es que todos tengan lo necesario. Tanto ésta como todas las “Naves Tierra” tienen capacidad de producir su propia electricidad a través de energía fotovoltaica y eólica que se almacena en baterías. Así, las casas pueden contar con varias fuentes de energía, incluyendo la red de Internet.
El aprovechamiento del agua de lluvia y las aguas grises son principios básicos de estas construcciones. Los desechos orgánicos del inodoro reciben un tratamiento a través de un sistema de filtros y el agua es reutilizada en los invernaderos donde las plantas ornamentales y comestibles (frutas y verduras) reciben todas las necesidades de nutrientes, humedad y calor. Ocurre lo mismo con el agua utilizada en la ducha. La lluvia y la nieve se depositan en cisternas y después de ser depurada se utiliza para consumo personal.
Todo se recicla, nada se pierde. Es la máxima que debe regir una sociedad avanzada y comprometida con el medioambiente.